martes, 21 de septiembre de 2010

ARTISTAS URUGUAYOS

Cuadro de texto: TEORÍA DEL ARTE - PROF. OLGA MÁRQUEZ
CERP Del Litoral – 3º Com. Visual


Elipse: JUAN MANUEL BLANES



RESUMEN DE SU BIOGRAFÍA.
Juan Manuel Blanes, (1830 - 1901) llamado el pintor de la Patria por sus cuadros con motivos históricos y retratos de héroes y políticos, es el pintor de mayor fama y notoriedad que ha tenido el Uruguay.
Comenzó a dibujar a temprana edad, aunque su primera obra conservada es un cuadro juvenil fechado en 1851. En 1855 se trasladó a Entre Ríos (Argentina), donde el general Justo José de Urquiza le encargó ocho cuadros sobre sus victorias militares para el palacio San José, así como las pinturas religiosas de la capilla. De vuelta a Montevideo, en 1860, consiguió una beca del gobierno que le permitió permanecer cinco años en Europa. Allí ingresó en los cursos de la Academia de Florencia donde estudió con Antonio Ciseri, impregnándose de la tradición clasicista que caracteriza su obra posterior. De regreso en América visitó Buenos Aires y Chile, donde sus retratos históricos obtuvieron un reconocimiento desusado. En 1879 volvió a Europa, instalándose nuevamente en Florencia, y regresó a Uruguay en 1883 para realizar el retrato de José Gervasio Artigas. En Argentina recibió el encargo de pintar un lienzo de gran formato sobre la expedición del general Julio Argentino Roca al desierto. Más tarde se instaló en Pisa, donde murió en 1901. Entre el resto de su obra cabe destacar Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires, La Paraguaya y la serie de Gauchos y chinas.
ACADEMICISMO.
Término referido a toda pintura, escultura o construcción creada siguiendo las normas de una academia, es decir, de una institución que da carácter oficial a las normas estilísticas de un periodo concreto. Durante los siglos XVII y XVIII las academias de arte en Europa eran fundaciones reales y, por lo tanto, el arte que preconizaban iba de forma inevitable dirigido al gusto aristocrático y seguía los ideales y principios de las clases dirigentes. Casi todos los artistas de entonces valorados en la actualidad tuvieron alguna formación de tipo académico. A comienzos del siglo XIX los académicos pasaron a dictar las normas artísticas y las obras se creaban en concordancia con ellas. Pero más adelante, la Escuela de Bellas Artes de París, donde se formaban artistas y arquitectos, empezó a ser menospreciada por muchos artistas posteriores, cuya originalidad estribaba en haber emprendido estilos nuevos sin seguir las normas establecidas, y hacia 1930 el término académico o academicista había adquirido un matiz peyorativo de obra afectada, ecléctica y de segundo orden. Sin embargo, en la década de 1970, al revisar los historiadores del arte esta postura, revalorizaron este concepto, definiendo el academicismo como creación sujeta a reglas y gustos preestablecidos.

ANÁLISIS DE UNA DE SUS OBRAS.

UN EPISODIO DE FIEBRE AMARILLA EN BUENOS AIRES.
En 1871 Blanes pinta "Un Episodio de la Fiebre Amarilla en Buenos Aires", que le consagra en el Río de la Plata, un óleo sobre tela actualmente está en Montevideo, en el Museo Nacional de artes visuales, y está inspirado en un hecho acontecido durante la tragedia de la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires.

Blanes realiza en primera instancia un boceto (en blanco y negro) el cual no pudo ser expuesto por la crudeza de la representación.
El episodio parece haber ocurrido en la realidad, el 17 de marzo de 1871; en general se sostiene que la mujer, italiana, se llamaba Ana Bristiani, y estaba sola con su hijo en ese conventillo de la calle Balcarce de Buenos Aires, pues su marido se encontraba en la Boca del Riachuelo.
Cuando Juan Manuel Blanes expuso la versión definitiva de su cuadro 'La fiebre amarilla' (a color), tomó decisiones importantes. En primer lugar, introdujo cambios fundamentales en relación con el boceto preliminar: en lugar del fragmento macabro que representaba a la madre muerta, con un rostro deformado por el gesto final y con su hijo todavía succionando de su pecho, la pintó serena, con su cuerpo y sus ropas cuidadosamente ordenados, con el niño en el gesto insinuado de buscar el seno de su madre. Una muerte bella, en la que las pasiones se controlaban y el mal gusto desaparecía: una muerte "civilizada".
Por tanto, en su obra definitiva se observa, a una mujer (Ana Bristani), muerta por la fiebre, tirada sobre el piso de un conventillo. Su hijo, un bebé de pocos meses, busca el seno de su madre. A la derecha, sobre un lecho, se encuentra el cadáver del padre. La puerta del cuarto está abierta y entrando por la misma se observa: al doctor Roque Pérez (en el centro) y al doctor Manuel Argerich (a su derecha), miembros de la comisión popular y que luego morirían víctimas también de la fiebre. Éste célebre cuadro se convirtió en un emotivo homenaje a quienes dieron su vida intentando salvar la vida de los demás.
También se puede observar el manejo de la luz que ingresa de la puerta principal, calle Balcarce, a espaldas de los personajes de pie iluminado la escena principal, el cuerpo de la victima con su hijo.
Comentarios y datos de la obra.
El artista uruguayo Juan Manuel Blanes aprovechó el estado de ánimo de la población porteña de 1871, para hacer en ese entonces un gran cuadro “de asunto triste y sorpresa dolorosa” capaz de llegar al fondo de los corazones. Lo tituló Episodio de la Fiebre Amarilla en Buenos Aires.
Cabe destacar que, en enero de 1871, comenzó la epidemia de fiebre amarilla, y que en sus seis meses de duración dejo un saldo de 14.000 victimas entre la población de la ciudad de Buenos Aires, estimada por entonces en 190.000 habitantes.

La intimidad de la pobreza
Años después, en 1910, La Nación publicó un artículo (La evolución del gusto artístico en Buenos Aires) en el que el pintor Eduardo Schiaffino expresaba: “En pocos metros cuadrados de lienzo Blanes hace la síntesis de aquella tragedia: una habitación miserable, de la que la muerte se ha enseñoreado: el hombre, el marido, está muerto sobre la única cama: la mujer, joven y bien parecida, también segada por el flagelo, mientras cumplía sus deberes de esposa, yace sobre el duro suelo: el único hijo de aquel matrimonio, un niño de pocos meses, tierna representación de la infancia desamparada, busca con hambre el seno materno. El drama es ya pavoroso, pero el autor no se satisface, quiere que sobre la tragedia simbólica de una familia sacrificada se acumule todo un drama social.”

Héroes y víctimas.
Otros personajes se asoman a la tragedia que muestra aquella habitación: en la puerta están el médico Roque Pérez y el abogado Manuel Argerich. En 1871, Andrés Lamás opinó que “a Roque Pérez se le ve pensar y se le ve sentir, y que el Doctor Argerich lleva su mano al pecho para mostrar el dolor por haber llegado tarde.”
Otras figuras populares ocupan planos secundarios en el cuadro que fue adquirido por el presidente uruguayo Lorenzo Batlle por diez mil pesos.
Fue expuesto en Buenos Aires, en el Teatro Colón, y Blanes fue consagrado como el pintor del Río de la Plata. En ese contexto el pueblo entero marchó en procesión a admirar la obra. Durante algunos días la población rodeó el cuadro como una marea hirviente y rumorosa y resultaba cuanto menos llamativo que la escéptica Buenos Aires expresara un sentimiento tan visceral por el espectáculo de una obra de arte.

Impacto social de la exposición
Laura Malosetti Costa, investigadora de arte, reflexionó acerca del impacto social producido por esta pintura y estableció relaciones importantes entre el lugar de exhibición, lo que el público contempló, y los personajes que la obra representaba. “El cuadro, dice Malosetti Costa, se exhibía en el Teatro Colón, el lujoso teatro lírico con que contaba la ciudad desde 1857, el mismo que, luego de varias temporadas brillantes había tenido una actividad casi nula ese año con motivo de la peste. El Teatro Colón ponía en escena el cuadro de la fiebre amarilla en su fastuoso foyer iluminado a gas, al cual se accedía por una doble escalinata.”
El desfile urbano ante La fiebre amarilla ha sido interpretado como un ritual fúnebre colectivo. En ese Teatro, que -señala- fue antigua sede de la masonería. Costa ha identificado, asimismo, a los dos miembros de la Comisión Popular de Salubridad retratados en el cuadro: José Roque Pérez y Manuel Argerich, como héroes masones y apoyándose en el  papel que desempeñó esta sociedad secreta en términos de mecanismos informales de participación política y ampliación de la esfera pública en tiempos de la peste, sostuvo Malosetti la hipótesis de que la clave de la entusiasta recepción del cuadro estaría en la presencia de esos dos tópicos.
Malosetti encuentra que hasta el propio Sarmiento interpretó de ese modo la obra, ya que destaca la presencia en el cuadro de esos dos hombres públicos, como víctimas heroicas de la fiebre.

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